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Manual de Perforación, Explosivos y Voladuras
Título:
Manual de Perforación, Explosivos y Voladuras
Subtítulo:
Autor:
LÓPEZ JIMENO
Editorial:
ENTORNO GRAFICO, S.L.
Año de edición:
2017
ISBN:
978-84-96140-60-8
Páginas:
1239
Encuadernación:
Cartoné
Disponibilidad:
Disponibilidad inmediata
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Sinopsis

Las primeras reseñas históricas sobre el uso de los explosivos se encuentran en China, durante el siglo cuarto después de Cristo, cuando la pólvora era usada en los fuegos artificiales y en artefactos incendiarios. La pólvora se fabricaba a base de salitre mezclado en polvo con un combustible como el carbón y el azufre.

En Europa, fue a principios del siglo XVII fue cuando se empezó a utilizar la pólvora en minería, concretamente en una mina en Bohemia, convirtiéndose desde entonces en uno de los métodos de excavación de rocas más populares.

Algo más tarde se produjeron avances que marcaron hitos históricos, como el invento de la dinamita por Alfred Nobel en 1867, que obtuvo al mezclar la nitroglicerina con una sustancia inerte absorbente como el kieselguhr (tierras diatomeas) y, posteriormente, en 1876, con la adición de nitrocelulosa a la nitroglicerina para obtener la gelatina explosiva, que eran productos más fáciles de manipular y más seguros.

Entre 1865 y 1910 se desarrollaron muchos otros productos para usos civiles, los explosivos nitrados, las mezclas in situ de un oxidante y un combustible, los explosivos de seguridad en ambientes grisuosos, los explosivos clorados y los explosivos de oxígeno líquido.

A partir de 1955, se generalizó el uso del ANFO (nitrato amónico y gasoil) y se desarrollaron paulatinamente otros explosivos industriales, como los hidrogeles en la década de los años 70 y las emulsiones durante los años 80, siendo algunos de estos productos mejorados mediante microesferas de vidrio, microporos y/o con la gasificación química.

En lo referente a los sistemas de iniciación, se ha experimentado una evolución tecnológica importante. De los detonadores ordinarios de mecha, se pasó en las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado a los detonadores eléctricos, y posteriormente, en los años 70, aparecieron en el mercado los detonadores no eléctricos o de tubo de onda de choque, llegando en los años 90 los detonadores electrónicos y, más recientemente, los detonadores no eléctricos de tubo con elemento de retardo electrónico.